La Conducción con Niebla
La niebla supone uno de los más peligrosos problemas para la circulación y puede producir accidentes en cadena muy graves cuando los conductores no mantenemos una distancia de separación adecuada a las condiciones de visibilidad. El uso correcto del alumbrado antiniebla y adecuar la velocidad a la marcha para poder frenar a tiempo, son las mejores armas.
Con niebla muy intensa, el conductor puede quedarse sin visibilidad más allá de una veintena de metros. En estas circunstancias, no se distingue el trazado ni se percibe la presencia de otros vehículos hasta que prácticamente los tenemos encima. Además, debemos tener en cuenta que la niebla humedece la calzada haciéndola más deslizante, y si las temperaturas descienden por debajo de cero grados, podría llegar a helarse.
Cómo actuar
Además del alumbrado antiniebla trasero, que es obligatorio, encienda el antiniebla delantero, ya que así hará más ‘ancha’ la franja de carretera iluminada para ver mejor, además de ser visto; y no use las luces de largo alcance, que rebotan en los cristales de las gotas de agua en suspensión. Otra precaución inmediata que debe adoptar es reducir la velocidad tanto como sea necesario para adaptarla a su campo de visión, de manera que pueda detenerse siempre dentro de la zona visible.
Utilización de la luz antiniebla delantera
Cuando existan condiciones meteorológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad, como en caso de niebla, lluvia intensa, nevada, nubes de humo o de polvo. En estos casos deberá utilizarse la luz antiniebla delantera o la luz de corto o largo alcance.
Utilización de la luz antiniebla trasera
La luz antiniebla trasera solo deberá llevarse encendida cuando las condiciones meteorológicas o ambientales sean especialmente desfavorables, como en caso de niebla espesa, lluvia muy intensa, fuerte nevada o nubes densas de polvo o humo.
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